Si tus historias responden a las tres preguntas que te proponemos, el storytelling puede ayudarte a estar en boca de todos.
Hay gente que dice, y probablemente tú seas una de esas personas, cosas como: “el storytelling está muy bien, pero no es para mí. Yo no sirvo para eso de contar historias”. Error.
¿Sabes dónde está el error?
En dar por hecho que el storytelling es para unos pocos elegidos, people con Estrella Michelín que ha nacido con un talento especial. Y no es verdad. Para usar el storytelling no hay que nacer con habilidades especiales. Es mucho más sencillo de lo que imaginas.
El storytelling no es una cuestión de talento. Se trata de usar una receta. Y las recetas, si cuentas con los ingredientes adecuados y aplicas el paso a paso, funcionan.
Banquete de ideas
Contar historias al tun tún no sirve de nada
Para usar el storytelling de manera efectiva sólo hay que aplicar una fórmula, un esquema de funciona. O, como nos gusta decir en Banquete de ideas, una receta. ¿Y sabes por qué las recetas son tan útiles? Porque tienen la estructura perfecta: cuentan con unos ingredientes y un paso a paso para que cualquiera las pueda replicar. Así que sí, cualquiera puede hacerlo. Cualquiera que conozca la Receta y sepa aplicarla.
Por eso, en Banquete no compartimos esa afirmación que ahora está hasta en la sopa: “utiliza el storytelling porque es maravilloso; tú cuenta historias porque eso ahora es lo que se lleva, y a la gente le encanta”. Y claro, no es exactamente así, a esa frase le faltan un par de matices. Para empezar, tienes que saber a quién se las cuentas (no todas las historias le interesan a todo el mundo) y cómo se la cuentas.
Así que sí: todo el mundo puede ser un gran contador de historias, pero tiene que saberse la receta al dedillo.
Hay tres preguntas a las que todas las historias deben responder:
- ¿Cuál es el contexto? Pregúntate: ¿por qué debería importar esto que voy a contar a mi audiencia? Es importante que conozcas bien a tu audiencia para tener clara la idea central que quieres transmitir.
- ¿Cuál es el conflicto? Esto es lo que hace interesante cualquier historia: el momento de tensión en el que pasa algo, en el que todo cambia.
- ¿Cuál es el resultado? La escena climática, la resolución. Esto es por lo que merece la pena escuchar la historia. ¿Qué hecho clave o idea hay que recordar?
Una historia para que entiendas mejor la receta
Fíjate en el ejemplo que te hemos preparado (podría ser una publicación de Instagram) y cómo la historia responde a las tres preguntas. La idea central, lo que queremos transmitir, es: sentirse como uno quiere sin necesidad de hacer una dieta restrictiva.
- Siempre pensé que nunca podría llegar a sentirme del todo bien físicamente, más ligera y más segura a nivel emocional porque soy incapaz de ponerme límites a la hora de comer. ¡Me encanta mover el bigote!
- Por eso, siempre he huido de las dietas que ponían límites a mi alimentación. Hasta que @marianutricionista me demostró que el problema no era lo que comía, sino mi estilo de vida. Me puse en sus manos durante dos meses y, con algunos cambios en mis hábitos diarios, conseguí sentirme bien sin tener que renunciar a mi lado foodie.
- Ahora disfruto a tope de comer, ya no me siento culpable y puedo seguir gozando de mi lado foodie sin necesidad de hacer dietas restrictivas que me amarguen la vida.
Historias con receta
Puedes hartarte a contar historias, todos tenemos miles de anécdotas que contar. Pero si lo haces sin ninguna receta, no le vas a sacar al storytelling la chicha que tiene.
¿Cómo te ayudará el storytelling?
Si te propones empezar respondiendo a estas tres preguntas y creas un marco narrativo para tu historia, el storytelling puede ayudarte a estar en boca de todos.
- ¿Por qué debería importar a mi audiencia?
- ¿Cuál es el conflicto?
- ¿Qué hecho clave o idea hay que recordar?